sábado, 7 de julio de 2012

TENDENCIAS CURRICULARES EN LA EDUCACIÓN INFANTIL.


 La educación infantil es la primera gran opción que desarrolla la creatividad en un sistema de conocimientos socioambientales, permitiendo desplegar las maravillosas mentes de los pequeños hacia una orientación diferente de la vida. Niñas y niños internalizan los valores de la socialización y respeto en un marco de ejemplos y ensayos de comportamiento que a la larga moldean su personalidad. No obstante, en el sistema educativo nacional, los docentes de este nivel han sido desdeñados por falsas creencias sobre el verdadero papel de la primera educación, llegándose a despreciar la actualización pedagógica y la necesaria instrumentación didáctica. El momento social actual, a la par de cimentarse como una democracia, nos exige una democratización del saber, como un derecho insoslayable en virtud de la múltiple inteligencia humana, que exige igualmente multiplicidad en la estimulación de los procesos de aprendizaje y la construcción del saber. Nuestro futuro de sociedad libre dependerá de la educación y solamente de ella.”

Tendencias curriculares en educación inicial

  1. Escrito por: Dignora Boada y José Escalona. Universidad de los Andes - Escuela de Educación. Departamento de Pedagogía y Didáctica. Venezuela

Reflexión inicial

La educación inicial constituye la primera gran oportunidad para que los pequeños sean creativos y adquieran conocimientos de las relaciones sociales, ambientales y culturales, extendiendo sus mentes bajo la orientación de educadores formados y capacitados en el desarrollo infantil. Utilizando los ambientes de interés o las áreas dramática, artística, musical, entre otras, para que ellos aprendan jugando y se introduzcan en el difundir de las nociones científicas, matemáticas, ambientales, niñas y niños aprenden a cooperar, entablar conversaciones, amistades, preguntar, usar la imaginación, construir el autorrespeto, el autoconcepto y a usar sus cuerpos con confianza; a esta temprana edad comenzamos a practicar la aceptación y la inclusividad social. En la jerarquía de nuestro sistema educativo nacional los educadores infantiles, tradicionalmente, han sido los guías iniciales de la infancia después de la familia, e influyen fuertemente durante los primeros años de su desarrollo, aunque estos docentes aún no sean compensados suficientemente por sus conocimientos y labor.

Realidad docente y mitos sobre la educación infantil

Sólo en tiempos recientes se ha comenzado a discutir enérgicamente sobre el poco apoyo que brinda el sistema educativo nacional a la actividad del docente de educación inicial, no sólo en la actualización pedagógica, sino también en la instrumentación didáctica tan necesaria para este nivel. Este desinterés institucional se ha traducido históricamente en una enorme soledad que poco a poco desgasta la autoestima docente y lo obliga asobrecargase con otras actividades, que siendo útiles para su existencia económica-social, lo alejan de su más hermosa labor, educar niños. La soledad del docente se hace más evidente cuanto más lejos de las ciudades se desarrolla su labor, resultando algunas veces, de corte titánico y quijotesco. A las enormes dificultades docentes se suma que entre educadores, gerentes, investigadores, políticos, madres y padres suelen colarse ciertos mitos acerca de la importancia y función de este nivel educativo. Estos mitos surgen del desconocimiento, mala interpretación de datos, antiguas argumentaciones sociales y/o psicológicas. Esa mitología suele contener elementos tan absurdos como: para niñas y niños de escasos recursos económicos esta educación es una dilapidación de dinero; proporcionar educación preescolar de calidad resulta en extremo costoso; en la escuela inicial no se toman en cuenta situaciones que estimulen y desarrollen el saber, el saber hacer (trabajo manual, reuso, reciclaje), el saber ser (responsabilidad, respeto, cooperativismo, etcétera) y la actividad infantil general se reducen a puros juegos sin sentido; el trabajo de autofinanciamiento se reduce al cobro de matrícula; atender la educación infantil “no” necesariamente requiere de personal especializado; el nivel inicial no influye significativamente en el éxito de niñas y niños en su educación posterior; son irrelevantes las orientaciones recibidas de parte del docente, peor aún, es igual que los niños estén con el docente que con la madre o el padre; el preescolar es donde los pequeños sólo van a jugar, “un pasatiempo”; los programas de educación infantil no “enseñan” absolutamente nada; persiste solapadamente la creencia de que a los docentes preescolares se les tiene que remunerar poco ya que solamente son cuidadores de niñas y niños. Resulta penoso ver como algunas de estas ficciones contribuyen a la destrucción de la autoestima del docente de educación inicial. En nuestro país, la educación inicial es considerada como el primer nivel formal dentro del sistema educativo y tristemente se observa con frecuencia como con «pequeños” cursos se forman asistentes docentes para este nivel, mientras que debido al poco valor educativo dado a esta etapa aún no contamos con un verdadero currículo de enfoque holístico, con orientación hacia los grandes valores de la vida como la familia, el cooperativismo, la autosuperación y el trabajo, solo por nombrar algunos de los principios que pueden estar presentes. De este modo, la tarea del docente es enorme, puesto que aparte de afrontar los problemas típicos del abandono institucional debe fomentar una tarea educativa en las comunidades para desechar las dudosas tradiciones existentes.

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